Cabello blanco, sonrisa joven y estatura pequeña, caracterizan a Rosalba Torres, una anciana de 64 de años, cristiana desde hace mucho tiempo, con una fe y confianza en Dios envidiable.
Caída la noche después de salir de un hermoso culto, caminaba rumbo la finca, de pronto un fuerte viento apago las pocas bombillas que se encontraban en el paso, debido a la mucha piedra me desplome con mi hija Milady que llevaba en brazos, y por sostenerla a ella hice demasiada fuerza, al instante un grito de dolor salió de mis labios. De inmediato mis hijos me ayudaron a levantarme, para continuar la carretera oscura y fría de aquel día.
A la mañana siguiente mi esposo decidió llevarme para Puerto Tejada-Cauca. Pero no lo permití, a mí los hombres no me podían hacer nada, conocía muy bien la grandeza de Dios y sabía que solamente él podía obrar en mi. De esta forma el pastor acompañado de mis hijos hizo una oración de sanidad (fe) me ungió con aceite y toco mi cabeza con sus manos, en ese momento sentí que algo dentro de mi estalló, en minutos tuve un desangre orinal, dónde llené toda una vasenilla.
Solo me quedó levantarme y empezar a glorificar a Dios, él me sano esa mañana, pasado tres días podía caminar y saltar, todo marchó bien. Fue Jesús el que me realizo la operación, gracias a él hoy soy libre, definitivamente no hay otro como Jesús, ese rey que desde muy temprana edad alabo yo.
Jairo García, pastor de la Iglesia pentecostal unida de Colombia, expresa “Nosotros en la iglesia creemos en el poder sanador de Jesucristo, porque la biblia claramente hace referencia a la sanidad divina, es una doctrina la cual entendemos y practicamos, es el poder de Dios el único que actúa y no los hombres.
No manipulamos las fuerzas divinas para el bienestar de las personas, el obra en quien y como quiera; si es su voluntad sanar a alguien, el lo hace, No se ofrece como un producto de mercadeo como se está viendo en muchas partes, el apóstol pablo lo escribe como un don que no se adquiere bajo ningún título, viene únicamente de Dios”
Los días se hacen cada vez más difíciles, lo problemas y las enfermedades abundan, la fe de muchos está en vía de extinción. Pero Dios es el mismo y sigue ahí, esperando corazones que le exalten, que no solo lo busquen en el momento de prueba, sino en todo tiempo. Para mañana es tarde, el mundo está a punto de colapsar, él no quiere que nadie se pierda, su infinito amor lo demostró en la cruz del calvario, al entregar su vida por esta humanidad incrédula e insensible.
Pero aún está llamando, contéstale, no pierdas el tiempo en cosas vanas que al final no dejan más que vacios, el lo llena todo, solo escúchalo y síguelo.
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