jueves, 29 de septiembre de 2011

ZONA CERO: UN INFIERNO PARA MUCHOS HISPANO



"El dolor de cabeza a veces es tan fuerte que se me hinchan los párpados de los ojos", asegura Nayibe, caleña de 72 años que vive en Nueva York. Mujer bajita y de mirada triste bajo unos grandes lentes, limpió la zona cero durante seis meses, a quien lo único que le dejó fue ataques de tos, acidez y asma .así manifestó  en la revista semana, tras el décimo aniversario del 11-s.
Al igual que Nayibe, Alejandro Un inmigrante colombiano, después del atentado a las torres gemelas trabajó en la limpieza de escombros quien expresa "Caí en una depresión muy fuerte después de haber trabajado en la Zona Cero y estaba sufriendo pánico de tomar un avión"

A causa de todos los desechos tóxicos que destilaron el desplomo de las torres gemelas, aproximadamente unas 70.000 personas podrían padecer de  graves enfermedades respiratorias, como asma aguda, entre otras.
Miles de tonelada de residuos tóxicos inundaron esta zona desbastadora, a consecuencia del derrumbamiento del World Trade Center (Centro de Comercio Mundial) residuos que están mezclados por un 50% de material no fibroso y escombros de construcción, un 41% de vidrio y fibra, un 9´2% de celulosa y un 0´8% de asbesto, plomo y mercurio, según estudio científico.
Para Andrés Velásquez, estudiante de medicina de la Universidad de los Llanos, manifiesta “tanto para el plomo y el mercurio, existe un registro que pueden generar enfermedades, como el cáncer, debido a que cuando hay una liberación de calor, afecta sobre todo a una parte del cuerpo que se llama tiroides, es la que básicamente regula el 50% de las hormonas del cuerpo.
 El plomo y el mercurio lo que hacen es alterar algunas células del cuerpo, formando masas llamadas cáncer, los materiales no fibrosos y escombros de construcción al momento de ser  absorbible por la nariz, y como no están compuestos de ninguna materia sólida,  se penetran en los alveolos y lo que hace es cerrarlos, disminuyendo la respiración, causando asma, tos, y cáncer.” Concluye.
El gobierno Estadounidense no se percató de advertir a la gente de los riesgos de  contaminación que generaba la zona, y no empleó medidas de seguridad para los trabajadores que laboraban en el lugar de los hechos, debido a que la mayoría de los individuos estaban indocumentados. Fueron contratados por compañías privadas a través de subcontratistas, quienes no les ofrecían  ningún equipo de protección, ni entrenamiento en materia de seguridad. Afirman activista, hoy con sus cuerpos enfermos piden ser indemnizados.
 A raíz de una especulación científica, han deducido que la exhibición a diferentes utilidades tóxicas, y el aire contaminado por el desastroso atentado, podría provocar secuelas negativas en el crecimiento fetal de las mujeres embarazadas, es por esto que los centros de salud de New York están analizando cuidadosamente a las madres en cinta, que vivían o laboraban en lugares cercanos al atentado.
El grupo de estudio se encarga de estimar a los niños realizándole test de Psicología cada año, y entrevistando a cada una de las madres, para así determinar si realmente este hecho ha causado problemas significativos en la salud de los ciudadanos.
El 11 de septiembre del 2001 se transfiguró para el mundo entero en un hecho apocalíptico, que dejó a su paso 6000 heridos, 2.973 muertos y la desaparición de decenas de personas, según cifras presentadas por el Departamento de Salud en enero de 2002, EE.UU. Atentados que estuvieron a cargo miembros de al-Qaeda, así manifestó el informe público de la Comisión Nacional sobre los Ataques Terroristas contra los Estados Unidos,  del 22 de julio de 2004.
El World Trade Center, lo que antes se conocía como las torres gemelas, para muchos hispanos fue como haber estado por un par de tiempo en el infierno, puesto que después del ataque, este sector quedó transformado en un cementerio minado de desechos, donde de una u otra forma todavía está acabando aún con la vida de ciento de personas, que por falta de dinero y solidaridad decidieron trabajar en la zona cero, para sobrevivir en este país.
“nadie puede predecir cuáles serán las consecuencias a largo plazo para la salud de los trabajadores” afirma Philip J. Landrigan, de la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York.

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