jueves, 1 de diciembre de 2011

EL CALDAS: UNA LEYENDA

Sentada y degustando un ameno y provocativo café, María Stella Corredor, maestra antigua de Villavicencio, recuerda con nostalgia “El caldas en ese entonces, en infraestructura se percibía de forma cuadrada, adornado  con un inmenso árbol  que entoldaba a los alumnos, el ambiente estudiantil era espléndido, así en la década de los años 50’ se inició el Instituto de Enseñanza Secundaria e Industrial Mariano Ospina Pérez, actual Instituto Francisco José de Caldas.

Con aproximadamente 53 estudiantes, se prolongó una de las escuelas más antiguas de Villavicencio. Según cuenta el Doctor Ernesto Rey Caballero, rector del colegio en los periodos de 1945 y 1952, en esa época la región  cruzaba por un momento difícil, debido a que se encontraba militarizada, sin embargo el entonces Intendente Coronel de Villavicencio Eurípides Márquez creyó en la capacidad de estos muchachos oponiéndose a sus contrincantes,  que manifestaban no estar de acuerdo con el bachillerato, que con la primaria bastaba. Por esta causa él defendió  e impulsó el  crecimiento y desarrollo de la Institución.

Con mucha dicha y  emoción en 1957 se graduó la primera y única promoción  de bachilleres, del entonces Mariano Ospina Pérez. Durante un suceso formal, los alumnos recibieron su primer diploma, además ese mismo día, se eligió el nombre de Francisco José de Caldas, en honor al ilustrado Caldas.

Años después, el colegio se fue transformo poco a poco, creando su propia banda de guerra, lograda con bazares y colaboración de padres de familia. Asimismo empezó a funcionar  en jornada nocturno, con muchos esfuerzos y con el sudor de la frente del alumnado, está institución prosperó.

Desde un principio demostró ser audaz, positiva, y capaz, y estos eran algunos de los resultados que la estaban caracterizando en ese momento, su primer instrumento periodístico fue una gaceta llamada “Nosotros” con un valor de $0.30 centavos, aquel tiempo su director era un estudiante de cuarto año Miguel Antonio Parrado médico, en esas hojas se expresaba todo lo que transcurría alrededor del colegio, como sus logros y necesidades que marcaban su historia.

En la década de los 60’, cuando el Meta ya se había establecido como Departamento, y el municipio se percibía sereno, donde su gente se aferrada a aquella esencia llanera que los hacia auténticos,  Villavicencio  se divisaba como un pueblo hacendoso y natural. Y para esta época a la comunidad Caldista llegó la primera mujer docente, la licenciada Rosalba de los Ríos y en el transcurso de unos meses se incrementó más personal femenino. Calificándose como un Liceo sin distinción alguna, también en su eminente recorrido le otorga el título de Maestro a 13 alumnos de la misma Institución.




Durante este lapso muchos estudiantes fueron honorados, calificado como unos de los mejores colegios del país, estableciéndose con renombre y dinastía entre muchos. La vibración caldista empieza a sentirse, debido a que en ese entonces el levantamiento estudiantil a nivel nacional era bastante fuerte, y de una u otra forma los alumnos decidieron acomodarse a los pensamientos de la izquierda, haciéndose notar de una manera extraordinaria en Villavicencio, ciudad donde también querían hacer partícipes de esta revuelta.

 Un miércoles 31 de marzo en las horas del mediodía, y después de oscuras provocaciones, a las que respondieron vigorosamente los estudiantes, la policía invadió los predios de la Universidad Nacional, y provocó disturbios cuyo origen trataron las autoridades de atribuirle al alumnado, que se encontraba en clases. Batalla que libraron los estudiantes contra la insólita invasión militar, Pero por desgracia Luis Alexis Omaña ex alumno del Caldas, es asesinado en la Universidad Nacional el 1 de abril de 1976 estudiante de Zootecnia.

Ante este crimen, el estudiantado bogotano redobló su decisión de lucha, y combatió con la fuerza pública hasta la madrugada del 2 de abril. Los compañeros y docentes del instituto caldas, velaron a Omaña en el patio de la Institución, centro de la gran movilización en Villavicencio. Generando protestas, quien tuvo que actuar de inmediato las autoridades, debido al número de personas que lo acompañaban y al mismo tiempo ocasionaron bloqueos en las vías.

Aunque no todo terminó allí, pasado el entierro millares de individuos se concentraron en el parque central, para intentar diluir la marcha que al final se convirtió en un campo de batalla entre civiles y ejército. Desorden que provocó la militarización del colegio, y se expuso un toque de queda.

Son los mismos estudiantes quienes  le modifican el nombre al parque Laureano Gómez, después de efectuar una quema de banderas, lo bautizan como el parque de los estudiantes que actualmente se encuentra ubicado al respaldo de la Universidad del Meta. Los caldistas se caracterizaron por tener un espíritu revolucionario e innovador.

Pero tiempo más tarde este pensamiento agitador se fue apagando de una forma lenta, pero notable. A medida que se incrementaba la modernidad  el colegio crecía de modo dinámico, su infraestructura cambiaba de aspecto y se esparcía en  diferentes sedes de la ciudad, aunque  la comunidad estudiantil sentían un inmenso vacío, por la falta de liderazgo que estaba perdiendo la Institución. El vigor de antes se había esfumado, la educación tomaba otro rumbo, el facilismo y la negligencia atrapaban a la población caldista.

María Stella Corredor, maestra desde los años 70¨ en el Instituto Francisco José de Calda en el área de biología, dedicó parte de su vida a la docencia de esta comunidad, en especial a los grados 10 y 11, orgullosa de su labor aún se   demuestra con dureza y  pasión frente a lo que fue un día su trabajo.

Con nostalgia recuerda aquellos momentos de regocijo que vivía a diario con sus compañeros de oficio y las muchas experiencias que guarda de aquellos alumnos  que levantó con rugosidad, quienes tenían visión y metas por alcanzar,  y preocupados  siempre por ser los mejores.

De esta forma describe María Stella la formación de antes,  al momento de hablar de la actualidad su rostro se quebranta y con un gesto desconsolador e inquieto, agrega que la sociedad estudiantil de esta época está  desolada, y que ha sido el mismo gobierno el culpable de esto, debido a las nuevas leyes establecidas en la educación. Que de cualquier forma y de una manera apresurada han perjudicado y aumentado la mediocridad en las escuelas.

Ahora solo le queda en su memoria hermosos instantes que la llenaron y la formaron como mujer y docente. Ama el caldas como a sí misma, y siente una gran altivez por él.
 Por último  la institución estrena nueva sede gracias al empeño y esfuerzo de su comunidad, que sin cobardía le planteó al Gobernador Darío Vásquez ex alumno de este plantel, en construirlo de nuevo. Quien sin ninguna excusa aceptó de una forma positiva.

Con salones espaciosos, salas de informáticas modernas, bibliotecas que llena las necesidades del alumnado, y con millares de sonrisas, así se percibe  el Francisco José de Caldas, que detrás de esta infraestructura hay una trayectoria extraordinaria, una fuerza ambiciosa, y mil historias que contar